6.1 Introducción

En esta unidad, hablaremos del trauma para tratar de entender cómo haber sufrido un trauma puede afectar a las habilidades funcionales, la salud, y la calidad de vida de una persona. Revisaremos los síntomas del trastorno de estrés postraumático y, en particular, cómo afectan a la regulación del nivel de activación o arousal [1]. La unidad también proporciona nociones básicas sobre las maneras de optimizar el nivel de activación, tanto del profesional que conduce la intervención como del cliente. Además, exploraremos cómo se interrelacionan el sinhogarismo y el trauma, y  el papel que la violencia juega en ello.


[1] un término de la neurología, fisiología y psicología médicas que designa una activación general fisiológica y psicológica del organismo, que varía en un continuo que va desde el sueño profundo hasta la excitación intensa (Wikipedia)

6.2 Resultados del aprendizaje

En este apartado el estudiante aprenderá a:

  • Entender qué es el trauma
  • Aprender los distintos tipos del trauma
  • Aprender los los síntomas del trauma
  • Familiarizarse con el concepto de Ventana de Tolerancia
  • Obtener herramientas básicas para trabajar con personas afectadas por un trauma
  • Entender por qué el sinhogarismo es un incidente traumático en sí
  • Entender el mecanismo a través del que las experiencias violentas causan traumas

6.3 ¿Qué es el trauma?

Para la OMS, el trauma ocurre cuando la persona ha estado expuesta a un acontecimiento estresante o situación (tanto breve como prolongada) de naturaleza excepcionalmente amenazadora o catastrófica, que podría causar un profundo malestar en casi todo el mundo.

Por tanto, se puede decir que el trauma ocurre cuando una persona no encuentra maneras de protegerse a sí misma del dolor causado por un evento traumático. El dolor mental ocasionado es tan intenso que los acontecimientos se fijan en la mente de la persona. En ocasiones, cuando hablamos del trauma, no sólo se trata de lo que le ha sucedido a una persona sino de lo que no ha sucedido. Un ejemplo de ello es el trauma ocasionado por la falta de atención en la infancia. Cabe destacar que además de un suceso traumático que le ocurre directamentea una persona, presenciar la experiencia traumática de otra persona también puede resultar traumático.

El trauma es una forma natural de escape y ocultamiento: las personas traumatizadas a menudo buscan ocultar o negar los hechos, dado que experimentan vergüenza, o incluso culpa, por lo ocurrido. La gravedad o el nivel del trauma tienen que ver con la intensidad y la duración del evento, su frecuencia, imprevisibilidad y el nivel de control de la persona sobre el mismo. La acumulación de factores estresantes, la falta de atención y el apoyo social, además del abuso emocional también predisponen al trauma. Se sabe que las mujeres se ven afectadas más frecuentemente por el trauma que los hombres. 

Normalmente, el trauma se activa independientemente de la voluntad de la persona que lo sufre y provoca una profunda ansiedad y una sensación de no poder controlar su propio cuerpo o su mente. Los desencadenantes están estrechamente relacionados con la causa del trauma. Existen estímulos que desencadenan el recuerdo de hechos traumáticos. Estos estímulos pueden ser: un olor, un sonido, la manera en la que alguien te toca, o una situación particular que nos recuerda lo acontecido.

Si el cerebro está expuesto a un estrés intenso durante la infancia, pueden ocurrir cambios permanentes. Esto implica que una persona traumatizada es más propensa a experimentar estrés que una persona que no ha sido expuesta a eventos traumáticos. Una persona traumatizada puede tener dificultad para regular sus emociones e incluso pequeños detalles pueden alterar su estado emocional. Además, cabe destacar que el estrés postraumático activa un estado de alerta fisiológico.

El trauma se puede dividir en dos grupos:

El tipo 1 engloba los traumas ocasionados por un solo incidente inesperados.

El tipo 2 engloba los traumas que tienen origen en experiencias traumáticas duraderas y repetitivas como, por ejemplo, aquellas experimentadas durante la infancia y en las etapas iniciales del desarrollo.

EJEMPLOS DE TRAUMAEJEMPLOS DE TRAUMA
TIPO 1TIPO 2
·     Enfermedad grave
·         Acoso o violencia sexual
·         Asalto o robo
·         Ser víctima o testigo de un crimen
·         Ser testigo un ataque terrorista o un desastre natural
·         Accidente de tráfico
·         Incidente de combate militar
·         Hospitalización o hospitalización psiquiátrica
·         Parto
·         Trauma médico
·         Trauma post-intento de suicidio
·         Enfermedad o diagnóstico de una enfermedad que pone en peligro la vida
·         Abuso emocional en la infancia
·         Violencia doméstica
·         Abandono emocional y trauma de apego
·         Abandono
·         Violencia verbal
·         Coacción
·         Violencia física doméstica
·         Prolongado diagnóstico incorrecto de un problema de salud
·         Acoso escolar o en el entorno laboral
·         Acoso emocional y sexual
·         Descuido físico
·         Educación demasiado severa, a veces religiosa.

¿Qué efectos tiene el trauma en una persona?

Mientras una persona sana tiende a creer que el mundo es bueno por naturaleza, que la vida tiene un propósito y que las relaciones sociales, por lo general, son positivas y valiosas, una persona traumatizada puede desarrollar un miedo generalizado ante el mundo que le rodea. Un evento súbito puede alterar el sistema de creencias y la visión del mundo que tiene la persona, haciendo desaparecer la ilusión de invulnerabilidad y causando que la persona pierda la sensación de control. 

Las experiencias traumáticas son específicas de la psique humana debido a que son almacenadas en la memoria, al contrario que los eventos cotidianos. Cuando una persona se encuentra en una situación muy estresante, su cuerpo segrega las llamadas hormonas del estrés, que refuerzan el recuerdo de una situación traumática. Los recuerdos traumáticos se graban en la mente, al menos en parte, en forma de imágenes, olores, emociones y sonidos.

Una crisis traumática puede ser desencadenada por una perdida, ya sea de la persona a la que amamos, la salud, el estilo de vida o un elemento muy significativo en la vida de la persona. Es natural que una crisis traumática pueda causar sentimientos de tristeza, culpabilidad, desesperanza y vergüenza. Enfrentarse a ella requiere de importantes recursos mentales y físicos.

Síntomas y consecuencias del trauma

Los síntomas del trauma pueden ser de tipo físico o psicológico, pueden reflejarse en las relaciones y actitudes sociales de la persona afectada por el trauma. Son muy frecuentes los síntomas relacionados con la regulación del afecto. Entre las respuestas emocionales y psicológicas, podemos nombrar el miedo, la irritabilidad, la tristeza, el déficit de atención, la ansiedad. Los flashbacks, o escenas retrospectivas, cuando una persona revive el evento traumático en su mente, son comunes, al igual que las pesadillas. Entre las respuestas físicas están, aceleración del ritmo cardíaco, sudoración, desmayos, entumecimiento, fatiga, problems digestivos. Las personas también pueden desarrollar otros problemas de salud mental, como depresión, problemas de abuso de sustancias, trastornos alimentarios.

Teniendo en cuenta esta diversidad, no sorprende que los pacientes con trastorno de estrés postraumático sean diagnosticados con diversos diagnósticos psiquiátricos durante el proceso.

El trauma y sus síntomas afectan de forma extensiva al funcionamiento humano. De las muchas diferentes consecuencias del trauma, hemos seleccionado las siguientes para profundizar en ellas:

1. Problemas con la regulación del nivel de activación

2. Dificultades en las relaciones interpersonales

3. Desapego emocional

4. Adicciones y comportamiento autodestructivo

  1. Problemas con la regulación del nivel de activación

Los problemas con la regulación del nivel de activación (o arousal) es una consecuencia muy común del trauma. Entenderlos es muy importante a la hora de tratar con una persona con experiencias traumáticas. Conviene recordar que el nivel de activación del profesional también varía y que es importante que su nivel de arousal se encuentre dentro de la zona de activación óptima durante sus reuniones con los clientes.

VENTANA DE TOLERANCIA

En el estado de hipoactivación, el sistema nervioso parasimpático se prepara para afrontar una posible amenaza simulando su muerte. El estado de hipoactivación prolongado puede fácilmente desencadenar en aislamiento y un estado de “letargo” permanente. Una forma de respuesta ante este estado es activar el cuerpo y anclar la mente al presente. La ausencia relativa de sensaciones, entumecimiento de las emociones, afectación del procesamiento cognitivo y reducción de los movimientos físicos, entre otros, pueden hacer que el individuo se aísle. Su vida transcurre a cámara lenta.

En el estado de hipoactivación, el sistema nervioso parasimpático se prepara para afrontar una posible amenaza simulando su muerte. El estado de hipoactivación prolongado puede fácilmente desencadenar en aislamiento y un estado de “letargo” permanente. Una forma de respuesta ante este estado es activar el cuerpo y anclar la mente al presente. La ausencia relativa de sensaciones, entumecimiento de las emociones, afectación del procesamiento cognitivo y reducción de los movimientos físicos, entre otros, pueden hacer que el individuo se aísle. Su vida transcurre a cámara lenta.

La hipoactivación como mecanismo del trauma está relacionada con el estrechamiento de la consciencia, en respuesta a situaciones que han sobrepasado a la persona.

A alguien que no esté familiarizado con los efectos del trauma, puede parecerle que una persona afectada por hipoactivación está mostrando una simple falta de interés y motivación. En un contexto de atención a las personas sin hogar, esto podría afectar significativamente la relación entre la persona sin hogar y el proveedor de servicios.  

Por ejemplo, durante la infancia, la hipoactivación se puede desarrollar como una estrategia de afrontamiento de situaciones en la cuales la sumisión es la única forma de minimizar los daños. En este caso, estamos ante una estrategia de supervivencia usada en la infancia, que se convierte en un mecanismo contraproducente en la edad adulta, cuando las condiciones y el entorno cambian. Como reacción a una agresión, esconderse bajo una sábana puede parecer inapropiado para un adulto, pero es visto como la única estrategia “sensata” o un patrón automatizado del sistema nervioso de esa persona, aprendido como resultado del trauma en la infancia.

En el otro extremo está la hiperactivación, en la cual el sistema nervioso parasimpático activa el estado de lucha o huida. En un estado de hiperactivación, el ritmo cardíaco se acelera, los sentidos se agudizan y el cuerpo está preparado para correr. Un recuerdo del evento traumático puede desencadenar un estado de hiperactivación en cuestión de segundos si bien muchas personas traumatizadas viven en un estado de tensión constante. Los síntomas pueden incluir: ansiedad crónica, dificultad para conciliar el sueño, dificultad para concentrarse, irritabilidad, ira y arrebatos de cólera, ataques de pánico y estar constantemente en guardia ante las amenazas.

Aquellos que hayan trabajado con personas sin hogar, seguramente se hayan encontrado con situaciones en las que un cliente se altera de repente, incluso puede que quiera abandonar el sitio en ese mismo instante. Esto no significa que el profesional haya hecho algo mal. Puede que haya ocurrido algo que haya desencadenado un recuerdo traumático en la persona, como un sonido, un objeto o incluso la mención de una palabra en particular. Tal reacción puede sorprender al profesional y éste puede tachar al cliente como irritable o violento.

2. Dificultades en las relaciones interpersonales

En sus relaciones con los demás, las personas afectadas por trauma se enfrentan a muchos desafíos y complejidades. Esto tiene origen en la falta de experiencia con relaciones positivas, seguras y fiables. Simplemente no han tenido una oportunidad durante su vida para aprender cómo funcionan las relaciones normales, cómo ser asertivos, cómo defenderse a sí mismos sin atacar a la otra persona, cómo escuchar y ser escuchado, cómo perdonar y ser perdonados.

Uno de los factores fundamentales en cualquier relación es la confianza. Un individuo traumatizado se caracteriza por que le cuesta generar esa confianza en sus relaciones con otras personas. Esto hace que permanezca en un estado de alerta constante, buscando anticiparse a las amenazas y peligros. Como resultado, la persona está predispuesta a encontrar fácilmente esas amenazas en los gestos, las expresiones y las palabras de los demás. La percepción de lo que es una amenaza puede haberse visto tan alterada que la persona ya no es capaz de discernir entre los elementos del entorno que son seguros y los que no lo son. Esto conduce al aislamiento y la pérdida de relaciones sociales. Para que el individuo pueda mejorar la calidad de sus relaciones, a menudo tiene que pasar por un proceso de recuperación o bien de adquisición de nuevas habilidades interpersonales, lo cual requiere de gran esfuerzo e introspección por parte del individuo traumatizado, especialmente si tenemos en cuenta que el sistema nervioso funciona más rápido que el cerebro. Los patrones de pensamiento y de acción pueden ser explorados y puestos en práctica con las personas a las que el individuo considera “seguras” para tratar de interiorizar la percepción de que, en general, la gente tiene buenas intenciones.

3. El desapego emocional

Muchas personas traumatizadas dicen haber perdido el contacto con sus propios sentimientos. El desapego emocional puede darse como respuesta a una situación en la que una persona se ve obligada a recordar los eventos traumáticos o hablar de ellos. Para otros, el desapego emocional se convierte en algo intrínseco a su ser. Como forma de lidiar con su trauma, han aprendido a aislar las emociones en algún lugar fuera de su conciencia, de modo que estas tampoco pueden activarse adecuadamente en otras situaciones de la vida cotidiana, por muy natural que sea.

Algunas personas creen que solo existen emociones fuertes y se encuentran oscilando de un extremo al otro. Algunos pueden caer en un estado de ausencia de emociones, y al instante, volverse extremadamente emotivos. Las emociones más sutiles o intermedias pueden ser difíciles de reconocer para ellos. Otros, viven una constante falta de emociones.

El sistema nervioso de un humano opera más rápido que su “mente consciente”. Debido a ello, nuestras respuestas inmediatas a distintas situaciones no siempre son apropiadas.

“A menudo, cuando las cosas (que me han pasado) me vienen a la cabeza, me calmo. Analizo y hablo sobre lo que ha pasado sonriendo, y hablo sobre mí y sobre mis experiencias de una manera desconectada, como si existiese un muro, sin contacto emocional. No me afecta, no estoy ahí, aunque sé que es mi vida.”

4. Adicciones y comportamiento autodestructivo

Las adicciones pueden tener su origen en experiencias de aislamiento y de desapego, a las que la persona está intentando buscar una solución. En este proceso, la persona se ve atrapada en una serie de actividades o de uso de sustancias que causan placer, excitación, alivio o satisfacción. La adicción puede manifestarse como dependencia al alcohol o a las drogas, a la pornografía, la comida o los juegos de azar, entre otros. La adicción puede verse como un intento de aliviar o huir de un trauma del pasado, tanto uno del que se es consciente como uno del que no.

La actitud autodestructiva puede adoptar muchas formas, como el revivir el evento traumático, buscar adormilar las emociones o huir de uno mismo. A menudo, el deseo de experimentar dolor se debe a querer evitar recuerdos traumático o emociones que puedan ser aún más dolorosas. Aunque pueda parecer irracional, cuando la persona sufre situaciones abrumadoras, la actitud autodestructiva es una manera en que la persona intenta protegerse. Sin embargo, en la edad adulta hay un gran abanico de mecanismos de afrontamiento disponibles. Durante la recuperación es importante que el individuo practique mecanismos de protección alternativos que no sean destructivos.

A menudo, el consumo de sustancias se está asociando a la falta de hogar, pero obviamente no siempre es así. Si bien, incluso si una persona no tuvo un problema de abuso de sustancias antes de quedarse sin hogar, el encontrarse en la calle puede ser tan duro que la persona trate de ayudarse a afrontarlo consumiendo estupefacientes. Para una persona que ha aprendido a escapar de sus recuerdos traumáticos a base de estupefacientes, la recuperación puede ser difícil. Una vez sobria, las experiencias traumáticas vuelven a aparecer y pueden ser muy difíciles de afrontar. En una situación así, la persona necesita ayuda especializada.

Herramientas útiles para trabajar con personas afectadas por el trauma:

  • Asegurarse de que las necesidades básicas estén cubiertas (comida, sueño, un ingreso económico mínimo, etc.).
  • Psicoeducación (con cierto conocimiento, la persona puede entender mejor su mundo interior, por lo que proporcionar información sobre el trauma ayuda a gestionar los síntomas).
  • Métodos creativos (música, artes, etc.).
  • Ejercicios de respiración y de relajación.

Algunos aspectos útiles a la hora de organizar y llevar a cabo una consulta con un cliente afectado por el trauma:

  • Deja que el cliente escoja el lugar y la hora de la cita.
  • Explica cuánto tiempo se ha reservado para la consulta y qué temas trataréis. Al final, haz un resumen de las cosas más importantes que habéis discutido y sobre las que se ha llegado a un consenso.
  • Pon un reloj y un calendario en un lugar visible durante las consultas para que el cliente controle el tiempo por sí solo.
  • Asegúrate de que el cliente pueda irse si fuese necesario e infórmale de esta posibilidad.
  • Ofrécele al cliente algo para sujetar con las manos, por ejemplo, una taza de café, una pelota antiestrés…
  • Ofrécele métodos para memorizar (p.ej. usar pósits, guardar recordatorios en el teléfono)
  • Procura que el cliente no tenga que relatar sus experiencias difíciles muchas veces en las consultas contigo.
  • Tómate un descanso entre las consultas para optimizar tu propio estado de activación (arousal).

La interrelación entre el sinhogarismo y el trauma

Las experiencias traumáticas pueden ser un factor importante en el camino de muchas personas a quedarse sin hogar. Las personas que se quedan sin hogar suelen haber sufrido algún tipo de trauma— a menudo en la infancia. Aproximadamente, un 85 % de las personas que están en contacto con la justicia penal, los servicios para las personas sin hogar y aquellos para las personas afectadas por las adicciones han experimentado un trauma siendo niños. 

También es habitual que el trauma se produzca cuando la persona ya está sin hogar; por ejemplo, al ser víctima de una agresión física, un abuso sexual u otro evento violento. Las personas también pueden revivir traumas debido a los servicios que les dejan en una situación de impotencia y controlados, por ejemplo, cuando se vulnera su derecho a la privacidad.

El sinhogarismo, por sí mismo, puede ser considerado como una experiencia traumática en muchos sentidos. A menudo, la pérdida de un hogar, unido a la pérdida de los vínculos familiares y de las funciones sociales puede ser traumático. Esto es debido a que “al igual que con otros traumas, quedarse sin hogar hace que las personas no puedan seguir controlando su vida cotidiana de la misma manera en la que estaban acostumbrados a hacerlo”. 

Violenza e homelessness

Gli homeless subiscono violenza. La violenza subita dalle donne homeless è particolarmente varia. Nel Regno Unito, ben il 95% delle donne senzatetto ha subito violenze fisiche e l’80% ha subito violenze sessuali. Le cifre possono essere simili in altri paesi. Le esperienze di violenza e sfruttamento di molte donne sono iniziate nella loro infanzia. Un’esperienza di violenza domestica è comune tra i giovani, i single adulti e le famiglie che diventano homeless. Per molti, è la causa immediata della loro condizione di homeless.

“La violenza domestica può essere definita come un danno fisico, sessuale o psicologico da un attuale/ex partner o coniuge, nonché da altri membri della famiglia o dai familiari di un partner. Il DV può assumere molte forme, tra cui lesioni fisiche, abusi e stupri o crudeltà mentale sotto forma di bullismo, insulti o molestie. Molto spesso, la violenza domestica è una combinazione di abusi fisici, sessuali e emotivi. Questo tipo di violenza può verificarsi tra coppie eterosessuali o LGBTQ2S e non richiede intimità sessuale”.

El sinhogarismo y la violencia

Las personas sin hogar están muy expuestas a diferentes tipos de violencia. La violencia que sufren las mujeres sin hogar es particularmente diversa. Se calcula que, en el Reino Unido, un 95 % de mujeres sin hogar han sufrido violencia física y un 80 %, violencia sexual. Cabe esperar que estas cifras sean similares en otros países. Para muchas de esas mujeres, las experiencias de violencia y explotación empezaron durante la infancia. Haber sufrido violencia doméstica es común entre los jóvenes y las mujeres adultas con y sin niños que se quedan sin hogar. Para muchos, ésta es la causa inmediata de su falta de hogar.

“La violencia doméstica puede ser definida como un daño físico, sexual o psicológico causado por la pareja o cónyuge actual o anterior, o por otros miembros de la familia de la víctima o de la de su pareja. La violencia doméstica puede tomar distintas formas, desde maltrato emocional en forma de control, insultos o acoso verbal, hasta abusos físicos o agresión sexual. Muy a menudo, la violencia doméstica es la combinación de abuso físico, sexual y emocional. Este tipo de violencia puede ocurrir entre parejas heterosexuales y homosexuales, y no requiere que haya intimidad sexual para que se pueda categorizar como tal.”

Fuente:  Domestic Violence | The Homeless Hub

Existen múltiples formas de violencia. Entre ellas:

  • Violencia física: empujar, golpear, agarrar del pelo, arañar, desgarrar, sacudir, usar un arma de fuego o arma blanca, amenazar con violencia física.

“Normalmente duermo con otras personas, porque dormir solo es peligroso. Me han agredido y robado muchas veces. Lo cierto es que yo también he sido violento. La calle se rige por sus propias reglas.” Hombre de 49 años.

  • Violencia psicológica: control ysometimiento, críticas, insultos, desprecio, restricción de la interacción social, aislamiento, celos patológicos, romper cosas, hacer daño a mascotas, amenazar con cualquiera de las anteriores o con el suicidio.

“Esto (la calle) me ha hecho ver qué es la verdadera violencia. Durante todo el tiempo que estuve sin hogar, me insultaron tanto transeúntes como otras personas sin techo. Caí en las garras de una banda por un tiempo. Amenazaban con matar a mi perro si no robaba para ellos.” Mujer que vivió 8 años en la calle.

  • Violencia sexual: violación, intento de violación, coacción para tener algún tipo de actividad sexual o relaciones sexuales, amenazar con violencia sexual, degradación sexual, forzar a la pornografía, prohibir el uso de preservativos, obligar a abortar, restringir la libertad sexual.

“Ser una mujer sin hogar no es seguro. Estoy acostumbrada a ser tocada incluso sin dar mi permiso. Algunas veces he conseguido un sitio para dormir gracias a hombres que me pedían sexo a cambio. Alguna vez he aceptado ya que tenía miedo a que me violaran. Ahora entiendo que eso no dejaba de ser violación”. Mujer de 26 años.

  • Violencia financiera: Impedir el uso independiente de dinero, impedir la participación en la toma de decisiones sobre las finanzas, forzar a otra persona a entregar dinero propio, chantajear o amenazar a una persona con quitarle el dinero.

“Nunca he tenido dinero. Tenía que dar las prestaciones sociales que recibía a mi esposo y él me daba un poco de dinero cuando necesitaba comprar algo. Él también tenía mi DNI en su posesión y lo perdía a menudo. Mi trabajador social no entendía por qué necesitaba un DNI nuevo con frecuencia. Se pensaba que era descuidada y lo perdía yo misma”. Mujer joven.

  • Acosar: contacto frecuente no deseado, difundir información falsa, destruir propiedades, intimidar, seguir o espiar a la persona, robo y uso negligente de información personal.

“Ahora estoy en un refugio con mis hijos. Somos personas sin hogar porque no podemos volver a nuestra propia casa. Mi marido es violento y está acosándome. Llevamos esperando una casa para mis hijos y para mi mucho tiempo, pero es difícil de conseguir. Tenemos que mudarnos a otra ciudad y no podemos vivir en un apartamento que esté en el primer piso porque allí no me sentiría segura. Mi trabajador social lo entiende.” Madre de dos hijos, víctima de malos tratos.

  • Abuso o negligencia: dejar a un niño, anciano o persona con discapacidad que necesitan cuidado, ayuda o tratamiento sin ellos, hacer ingerir a otras personas drogas, estupefacientes, químicos o fármacos de forma malintencionada, cuando no existe indicación médica para ello.

“Cuando era una niña mis padres me dejaban sola en casa durante días. Tenían un problema de abuso de sustancias. Tuve que ir a una casa de acogida y también empecé a consumir drogas. No he sido capaz de cuidar a mis propios hijos. Los tuve que entregar a los servicios sociales porque no quiero que pasen por lo que pasé yo.” Mujer de 44 años que lleva 5 años viviendo en la calle.

  • Violencia religiosa o cultural: forzar para el cumplimiento de una doctrina religiosa, amenaza de violencia o uso de la misma con referencias a la religión o a la cultura como justificación.

“Mi familia era muy religiosa y vivíamos en una localidad pequeña. Yo sabía, desde que era muy pequeño, que era gay. Cuando se lo dije a mis padres, me tacharon de enfermo. No lo aceptaron en mi comunidad religiosa y tuve que mudarme a una ciudad más grande. Estaba solo y no conocía a nadie. Empecé a consumir alcohol, dejé los estudios y acabé viviendo en la calle”.”. Hombre de 39 años.

6.4 Lecturas recomendadas y recursos adicionales


[1] El control de la activación cognitiva y fisiológica usando métodos cognitivo conductuales (APA Dictionary of Psychology)